Escucha el siguiente mensaje "Ven, sígueme" predicado por el Obispo Hugo A. Montecinos, en esta serie llamada Mentores y discípulos.
Este mensaje nos enfoca los importancia del llamado que Dios nos hace. Un discípulo es un alumno o aprendiz que se adhiere a las enseñanzas de otra persona y toma las costumbres de ese maestro. En los tiempos bíblicos, era común convertirse en discípulo de otra persona para aprender en asuntos religiosos.
El discipulado es un proceso voluntario e individual donde el creyente decide vivir en una constante entrega a la persona de Jesucristo. El discipulado no es un programa más que busque mantener ocupados a los creyentes, sino que busca profundizar su relación personal con Dios.
Todas las actividades o tareas del programa de discipulado deben estar orientadas a pasar tiempo con Dios, por medio de la oración, meditación o memorización de la palabra de Dios, realización de estudios bíblicos, entre otros.
El discipulado es un compromiso de aprendizaje que dura toda la vida y es un proceso de alinear cada vez más el corazón y la vida con los propósitos de Dios.
El proceso de aprendizaje implica reconocer la voluntad de Dios y someterse a ella, y debe existir una coherencia entre aquello que se cree y lo que se vive, teniendo un alcance e impacto en todas las áreas de la vida.